viernes, 25 de agosto de 2017

VIRGINIA Y ALFREDO, MIS PADRES, MAYORDOMOS DE SANTA ISABEL 2017

Ha sido siempre tradición que el pueblo de La Peña (Salamanca) celebrara durante el primer fin de semana de julio la festividad de su patrona Santa Isabel (prima de la Virgen María), y que un vecino fuese de manera voluntaria, y siempre devota, el Mayordomo de dichas fiestas. 

Era la costumbre que el Mayordomo pagara el vino a los mozos del pueblo y también el baile en la plaza (amenizado por Cándido "el tamborilero") para todos los vecinos. En aquellos años en lo que apenas se tenía nada, nunca faltó un vecino dispuesto a sufragar dichos gastos en pro de la fiesta de su pueblo para alegría de sus vecinos y amigos, pues se convertía en el único día del año en el que "desatendían" las diarias labores del campo; incluso mi abuela Encarnación era el único día del año que no atendía a los pacientes que venían a su casa para recibir sus masajes. Pero desde hace bastantes años (creo que la anterior fue Loli, la mujer de Sinforiano), nadie había vuelto a continuar con esta altruista tradición, y las fiestas de Santa Isabel se sucedían anualmente sin la figura del Mayordomo, hasta que el pasado año durante esta fiesta mi padre nos propuso la idea de que ellos querían ser los Mayordomos para la del año 2017.
 
Viendo la ilusión que les hacía, y dado que año tras año desde que se han jubilado han hecho todo lo posible para ayudar a sus vecinos y amigos, tanto mi familia como mis amigos (principalmente mi querido amigo Mariano Jiménez y el maestro Agustín Montes) nos pusimos rápidamente a su disposición para ayudarle en todo lo que necesitara, aportando ideas para que su pueblo le recordase y nuestros antecesores se sintieran orgullosos.


Para conmemorar dicho evento, realizamos unas replicas de la Ermita de Santa Isabel con una placa conmemorativa de la mayordomía de mi padre. Los compromisos de mis padres eran tan numerosos, así como el coste de material y tiempo, que nos resultaba muy elevado realizar todas las que hubiésemos querido, por lo que tuvimos que realizar tan solo copias para los que más se habían involucrado con el mantenimiento de la Ermita y los miembros de la Comisión.
Como era de esperar, todos los vecinos del pueblo se mostraron muy comprometidos ayudando a mis padres. Vecinas y amigas acudieron voluntariamente a limpiar la Iglesia de San Pedro de arriba a abajo y, posteriormente, mi madre como Mayordoma engalanó con preciosas flores y sus mejores manteles el altar para la Misa Mayor del día de la fiesta, así como las andas de las respectivas imágenes que procesionarían durante esa mañana.



Destacar también la colaboración de las amigas y vecinas del pueblo que se vistieron el día de Santa Isabel con su vestidos regionales de la tierra y que amenizaron la Misa Mayor con sus cantos, acompañadas de la música del tamborilero Sinforiano, lo que la hizo más emocionante para todos.


Al salir de la Iglesia portando a Santa Isabel en procesión a la Ermita, quise rendir homenaje a mi padrino y tío Juan fallecido el año pasado (colocándome unas gafas de espejo como las que el llevaba el día de la boda de mis padres), y recordar a todos nuestros parientes fallecidos situando la imagen de frente a la casa de mi abuela Encarnación durante unos breves segundos, con la consiguiente carga emotiva para mi padre. El estandarte lo portaba mi ahijado y primo Iván, y detrás acompañándome en el paso de la Santa fueron mi hijo Mario y mi primo Juan Pablo junto a mi tío Isaac, mientras los Mayordomos emocionados nos seguían en la procesión. Abriendo la comitiva marchaba el hijo de mi primo Javi, Marcos (quien lucia su traje de comunión), portando la cruz con fuerza y buen hacer al paso que le marcaban los mayores.


Mi esposa Maribel, junto a mis primas Beatriz, Mari Tere y Ana Belén portaron devotamente el paso de la Virgen María, quien acompañaba a Santa Isabel hasta su descanso un año más en su Ermita.


Tras los actos religiosos y la procesión, pasamos a ofrecer a todos los vecinos y amigos del pueblo unos dulces típicos de la zona y una sangría realizada por miembros del Ayuntamiento con el vino de mi tío Julián que, como todos los años, fue muy del agrado de los asistentes. Mientras tanto, Maribel repartió juguetes y regalos a los niños visitantes en nombre de los Mayordomos, con el consiguiente agradecimiento por parte de los más pequeños.

Para concluir quiero agradecer en nombre de mis padres y en el de toda la familia la colaboración de todo el pueblo y, sobre todo, a mis primos, tíos y amigos que nos ayudaron portando estandartes, andas, realizando fotos, vídeos, colaborando y repartiendo en el convite y, por ende, acompañándonos en este día tan especial; aún sabiendo que siempre están y estarán para lo que les necesitemos. Igualmente, no quiero dejar pasar la ocasión de agradecer a todos los que cariñosamente y de manera personal quisieron mostrar su satisfacción y dieron muestra de ello a mis padres por lo bien que habían realizado la Mayordomía de estas Fiestas de Santa Isabel 2017. 

Por supuesto, desde aquí quiero invitar al resto de los vecinos de La Peña a mantener año tras año esta tradición que, al menos durante un fin de semana, hermana y reune a todos los hijos y vecinos en torno a una buena tertulia y una sangría en la Plaza recordando así a muchos de ellos los años que pasaron en su pueblo.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho que hayas apoyado a tus padres en la iniciativa de volver a realizar las tradiciones de tu pueblo.
    Gracias a tí, a tu familia y a todos tus amigos, les habéis ayudado a recordar tiempos pasados, que para ellos, seguro fueron maravillosos.

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