LA MUERTE EN TARTESO
La arqueología académica se ha empeñado en ofrecer, de forma tácita y acrítica, una visión amable, culta, de pacífica armonía, sobre las sociedades tartesias. Conformándose con la descripción y el registro de prácticas funerarias inusuales, ha desdeñado investigar las identidades sociales de los individuos hallados y las causas de tales enterramientos, privándonos con ello de obtener una imagen más certera y real (seguramente más violenta y desconcertante) de esa fascinante civilización al margen de los clichés culturales acostumbrados. Hoy, disciplinas como la criminalística, la bioarqueología o la "arqueología de la muerte" pueden servirnos como instrumento de análisis para lograr ese objetivo.
¿Quiénes fueron aquellos hombres, mujeres y niños sepultados de manera tan atípica? ¿Eran aquellas las esposas de algún hombre o estaban ligadas por otro tipo de vínculo? ¿Por qué algunos tuvieron derecho a inhumación en las necrópolis, como los reyes, príncipes y miembros de la élite o de los grandes linajes de aquellas comunidades? ¿Temían los vivos el regreso de esos muertos? La muerte en Tarteso nos sumerge en una insólita y exhaustiva investigación con vistas a esclarecer una serie de extrañas muertes acaecidas en este lugar hace casi tres milenios: presuntos crímenes archivados, culpables comúnmente asumidos, pistas ignoradas en informes ocultos, falta de pruebas y analíticas fiables, varias sospechas, medias verdades ... ante usted, una formidable historia real con todos los visos de una auténtica novela policíaca.
Mi valoración personal de "La muerte en Tarteso" es de RECOMENDABLE, otorgándole 3 tréboles. El autor plantea, basándose en los vestigios y documentos del hispanista George Bonsor Saint Martin a finales del siglo XIX, un thriller al más puro estilo "CSI". En mi periodo de estudiante de la UNED en el grado de historia tuve la fortuna de poder iniciarme en los conocimientos de esta cultura Tartésica tan enigmática y casi desconocida. Por ello el encontrarme con esta obra tan novedosa y que afronta cuestiones ignoradas y poco conocidas en los libros de historia de este periodo histórico me resultaba muy atractivo y podía, tal y como ha sucedido, satisfacer plenamente mi curiosidad. Un ensayo donde los restos encontrados, quizás no sean meros enterramientos, y sí posibles asesinatos no resueltos, bajo la ausencia de pruebas, de sospechas, de medias verdades que inducen a pistas manidas y a que los "supuestos" culpables no figuren en los libros de historia y ni siquiera se tenga noción del “posible” motivo del óbito. Con una documentación exhaustiva, acompañadas de láminas complementarias y comentarios adscritos a ellas, Jesús Manuel nos presenta de forma novedosa la existencia de aparentes sacrificios humanos en la protohistoria en el sur peninsular conocido como El Acebuchal. Los historiadores a menudo tratan este momento protohistórico con una visión superficial, sin indagar demasiado en quienes eran las personas de las que hoy conocemos sus restos, como murieron, por que aparecen algunos cadáveres con gestos de autodefensa o bajo el acto de la lapidación, si las facturas encontradas eran antemortem, perimortem o post mortem. El hecho en sí, y la riqueza cultural que ello significa, descubriendo estos restos arqueológicos oscurece y tamiza las posibles intrahistorias que puede acarrear cada resto encontrado. Llegando a permitir indagar y vislumbrar al lector o al historiador sobre la posición social del fallecido, el momento histórico y geográfico en el que acontece, su sexo, el parentesco entre los restos cuando son múltiples, la existencia motivos religiosos o supersticiosos e innumerables dudas que pueden brotar ante la aparición de tanta cantidad de restos humanos. Sin duda, "La muerte en Tarteso" trata con pericia, claridad, contundencia y rigurosidad de esclarecer y trasladar al lector una reflexión sobre las extrañas e inexploradas muertes acaecidas hace casi tres milenios aportando pruebas veraces y rigurosas con el sustento de instrumentos y medios modernos.
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