LAS FLOTAS DE INDIAS
Autor: Enrique Martínez Ruiz
Felipe II y sus extraordinarios consejeros: Bernardino de Mendoza (capitán general de galeras desde 1535); Don Alvaro de Bazán, (almirante que elaboró diversos proyectos para establecer un sistema de navegación basado en el monopolio y que nunca se le conoció derrota) y Pedro Menéndez de Avilés, quien culmino todas estas aspiraciones (con tan solo 35 años fue nombrado Capitán General de la Flota de Indias) crearon un sistema que se fundamentó en la separación de las dichas flotas en dos. La de Nueva España (salía en abril y su puerto de llegada era Veracruz, haciendo escala en Santo Domingo). La de Tierra Firme (zarpaba en agosto y su destino era Nombre de Dios, recalando en Cartagena de Indias). Ambas flotas pasaban el invierno en América y realizaban unidas el viaje de regreso desde La Habana. El Galeón de Manila fue la prolongación de la Carrera de Indias a través del Pacífico hacia Asia.
En "Las flotas de Indias", el autor nos desmenuza las características técnicas de los buques, las tripulaciones, las penurias que padecieron los marinos y los viajeros durante las ciclópeas travesías y los limitados instrumentos con los que contaban en esos momentos. Se calcula que unos 45.000 barcos realizaron el viaje de España a América y que tan solo regresaron 27.000 (esta cifra requiere varios estudios para valorar dichas cifras). Durante este tiempo se produjeron enormes avances en el conocimiento científico y náutico. Todos los viajes estaban obligados a ser pormenorizadamente documentados para generar posteriores publicaciones y una serie de tratados de náutica que llevaron a la Monarquía Hispánica a la vanguardia mundial en este ámbito. En 1552 en la ciudad de Sevilla se creó la Catedra de Arte de la Navegación y Cosmografía, convirtiendo a la Casa de Contratación en la primera escuela continental de esa naturaleza y por lo tanto toda Europa podía aprender a navegar a través de libros y despachos españoles, así como tener un conocimiento exacto y exhaustivo de una infinidad de nuevas cartas marinas.
Mi valoración personal de "Las flotas de Indias" es de MUY RECOMENDABLE, otorgándole 4 tréboles. El trabajo de Enrique Martínez es hercúleo, impresionante, extraordinario, exhaustivo, pormenorizado y otro sinfín de adjetivos calificativos que se quedarían cortos para construir este nuevo ensayo. Aborda con extremado rigor y sobre todo amenidad para el lector, los requerimientos navales, personales, económicos, logísticos y técnicos del poderío español en los siglos XVI y XVII, así como la variedad de navíos, los puertos de origen, la jerarquía de la tripulación, sus quehaceres diarios, las duras condiciones durante las funestas travesías, el sistema de abastecimiento, la importancia de los puertos amurallados en tierra, los avances cartográficos, donde se consolidaron durante un considerable lapso de tiempo unas enormes extensiones controladas por la monarquía Hispánica con medios rudimentarios y con fuerzas cada vez más menguantes. La lectura de "La flota de las Indias" muestra el enorme esfuerzo para mantener el control efectivo del Nuevo Mundo primero y del resto del mundo conocido más tarde. A su vez analiza el complejo engranaje administrativo, burocrático, personal y técnico imprescindible para instaurar un sistema de flotas que recorrían de manera periódica y perfectamente documentada el océano Atlántico dos veces al año. Se crearon instituciones pioneras como la Casa de Contratación, el Consejo Real y Supremo de Indias, distintos consulados e incluso se llegó a fundar una Universidad de Mareantes para formar a futuros marinos. La ciudad de Sevilla se convirtió en el epicentro del tráfico con las Indias, desarrollando una creciente población y riquezas de manera exponencial a lo largo de los años. Todo para enfatizar que el elemento clave era: el comercio. Esas riquezas del Nuevo Mundo mantenían un aparato administrativo, diplomático y militar básico y fundamental para el mantenimiento de guerras inútiles que en repetidas ocasiones llevaron a España a la bancarrota y posterior ruina. Solo me queda agradecer al autor ese ímprobo trabajo de documentación para construir de manera tan amena una extraordinaria obra como “La flota de Indias”
No hay comentarios:
Publicar un comentario