EL SIGNO DE LOS DIEZ
Autor: José Carlos Somoza
Bienvenidos de nuevo al universo Somoza. Tras Estudio en negro (Espasa 2019) este periodo tan convulso y difícil de gestionar hasta ver publicada la nueva obra de José Carlos se ha hecho muy largo. Pero por fin nos encontramos con El signo de los diez (Espasa 2022). Si en la anterior puesta en escena el autor se codea con el mismísimo Doyle, en esta ocasión repleto de fantasía, imaginación, humor, control de la psique humana y acompañado de una enorme destreza literaria, reúne en la misma trama al maestro antes mencionado y a Lewis Carrol (seudónimo de Charles Dogson, autor de Alicia en el país de las maravillas). No puede quedar al margen la aparición estelar del Sr. X y su bondadosa enfermera Anne McCarey. Somoza construye un thriller en la llamada época victoriana (1837-1901) de nuevo en la residencia para caballeros nerviosos e insanos de Clarendon House y bajo las pautas de un par de alienistas somete a sus personajes a una sesión de teatro mental (muy habitual en la época) que terminará con un desenlace inesperado.
A principios de los 90 me presenté a unas oposiciones militares y en el ejercicio del test de personalidad me preguntaron si había leído el cuento infantil de Alicia en el país de las maravillas. Mi duda fue enorme, no supe que responder (de hecho, creo que no respondí). ¿Pensaba como un duro y arraigado militar del momento o como un joven adolescente, quizás “blandito” que ha leído mucho llegando incluso a cuentos infantiles? Como digo no recuerdo mi respuesta. Lo que si recuerdo es que nunca llegué a leer este cuento y lo poco que conozco de él es la versión cinematográfica de Tim Burton, con un Johnny Deep en el papel de sombrerero que sin duda me pareció de todo menos un cuento infantil o enfocado para niños.
Pues bien, Somoza es capaz de construir un thriller apasionante, creando atmosferas fantasmales, donde la locura y la razón caminan por trincheras muy estrechas, donde la realidad, la bondad, la inocencia, los mayores y más destructivos impulsos humanos pueden tener cabida. La época victoriana británica estaba regida por una férrea disciplina, rígidos prejuicios, donde reinaba la recta moral marcada por el puritanismo de algunos poderosos que controlaban el momento nacional. Los hombres dominaban la escena pública y privada y el papel de las mujeres se limitaba al ámbito privado, al sometimiento hacia los hombres y el cuidado del hogar y de los hijos. El ser humano en su complejidad social e intelectual tiene la necesidad de erigir una vida pública, privada y secreta. Los británicos de esa época no eran menos. A través de unos actos teatrales se recreaban escenarios tenebrosos, incluso depravados e insalubres, donde en ocasiones algunos eran capaces de adueñarse de la voluntad de los más desfavorecidos. El reverendo Dogson, aterrorizado por su obsesión por Alice Liddell opta por ingresar en Clarendon House para someterse a uno de mencionados teatros mentales para intentar evitar que alguno de los personajes de su cuento le visite en sueños profetizando futuras muertes en torno a su círculo social. En ese momento el Sr. X pone a funcionar su "genial locura", tomando el control de la irracionalidad a través de los sueños y las interpretaciones que le puedan generar a partir de una mente como la suya. En aquellos años la relación con menores no estaba tan mal vista como en la actualidad, pero sí te generaba cierta oposición con el resto de la sociedad. En este aspecto tan escabroso Somoza se atreve a navegar entre los puntos más extremos y oscuros de la conducta erótica que sin duda nos define como un espécimen único en la naturaleza. El signo de los diez también da cabida a la posible irrupción de un grupo de poderosos que controlan la sociedad, la política y la economía del momento, como quizás esté ocurriendo en este preciso momento en la actualidad, donde sin crear teorías conspiranoicas no es descabellado pensar que unos pocos mueven los hilos que hacen mover al resto del mundo.
Mi valoración personal de El signo de los diez es de MUY RECOMENDABLE, otorgándole 4 tréboles. Somoza afortunadamente en sus obras busca despedazar géneros, renovar la literatura, erigir intrigas que atrapen al lector, aporta nuevos personajes enriqueciendo las tramas, dando giros constantes, manejando la fantasía, la imaginación, la ilusión, el lenguaje, el ritmo del enigma con destreza y agilidad, creando unos personajes extraordinariamente construidos, llenos de matices humanos, construye unos ambientes inquietantes que te impregnan de terror y miedo, donde cabe la crueldad humana, el vicio, la manipulación y todo aquello que arrastra al hombre a la búsqueda del poder y llevar a cabo sus pasiones más veladas sin tener en cuenta el coste que pueda generar. Somoza construye un mundo similar al de la novela de Carroll donde nada es lo que parece, siempre queda un matiz más, un nuevo giro, una intriga por desvelar, una obsesión que descubrir, un misterio mayor y más complejo que el inicial.
Todas sus novelas guardan un rendido homenaje a la literatura clásica que el autor leyó hasta fagocitar a los personajes e impregnarse de ellos hasta la saciedad. Con Estudio en negro homenajea a Doyle y su afamado Holmes en Estudio en escarlata y en El signo de los diez a la obra El signo de los cuatro del mismo autor. Curiosamente primera y segunda aparición de Holmes en la literatura.
Estoy haciendo una quiniela sobre los posibles personajes que puedan aparecer en la próxima novela (quizás un cameo de El sabueso de los Baskerville bajo el "Universo Somoza", donde podrían aparecer Poe, Mary Shelley, Bram Stoker, Lovecraft, Lord Byron o incluso porque no un seductor José Carlos Somoza.
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